Secretos de amor entre Dios y el alma
Los regalos místicos de la séptima morada no sacan a la persona de su realidad, sino hacen que comience a verla desde el corazón de Dios.
Los regalos místicos de la séptima morada no sacan a la persona de su realidad, sino hacen que comience a verla desde el corazón de Dios.
Dios siempre se comunica. Estas gracias integran a la persona, le revelan su identidad auténtica y la preparan para la unión.
Las quintas moradas muestran varios símbolos que representan cómo el amor de Dios transforma a la persona: la metamorfosis del gusano, que después de encerrarse en el capullo se convierte en mariposa; el sello que marca la cera; y la mirada de Dios que deja revestida al alma de su hermosura original.
La persona que llega a las cuartas moradas se ha esforzado mucho, por eso Jesús quiere que disfrute y descanse por medio de micromomentos de amor.
Si queremos tener mejores relaciones con Dios y con los demás, es necesario reconocer nuestro justo valor con ayuda de la humildad.
La perseverancia y la autorregulación son dos fortalezas de carácter que nos ayudan a desarrollar los hábitos fundamentales para la oración