Para santa Teresa, la oración no es un escape del mundo, sino una forma de dialogar con Dios lo que sucede en la realidad y descubrir cómo podemos hacer presente el Amor.
-Claudia Morales Cueto
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De todos los libros que santa Teresa escribió, solo mostró mucho interés en que uno llegara a la imprenta. No el libro de su vida, ni las Moradas, sino el Camino de Perfección. Este libro lo escribió para comunicar a sus monjas cómo vivir en comunidad y cuáles son las actitudes que pueden ayudarnos a ser mejores orantes. El libro cuenta con dos autógrafos, es decir, dos manuscritos escritos por santa Teresa: el del Escorial, que fue bastante tachado por los censores, y el de Valladolid, que es más conocido y se conserva en el monasterio de las carmelitas descalzas de esa ciudad.
Camino de perfección, camino de amor
La perfección a la que se refiere santa Teresa es la perfección en el amor. En realidad su libro nos muestra un camino para practicar mejor en la vida cotidiana el mandamiento del amor que nos dejó Jesús. En el nos narra cómo surgió su vocación de fundadora y el primer monasterio carmelita descalzo. También nos explica cuáles son las virtudes necesarias para orar, cómo podemos acoger a Dios en el pequeño cielo del alma y cómo cultivar la contemplación por medio de la meditación del Padrenuestro.
Pienso poner algunos remedios para algunas tentaciones menudas que pone el demonio, que –por serlo tanto– por ventura no hacen caso de ellas… No diré cosa que en mí, o por verla en otras, no la tenga por experiencia.
(Prólogo)
La oración no es evasión
La oración es un trato de amistad con Dios, con quien podemos hablar de lo que sucede en nuestra vida y en el mundo. La oración nos permite mostrarle a Dios las inquietudes de nuestro corazón y también nos enseña a mirar el mundo desde los ojos de Dios. Que Teresa fuera monja nunca fue un impedimento para que estuviera atenta a lo que sucedía en su época; la oración no la sustrae del mundo, sino que la compromete con él. Ella sabe que ser Iglesia es ser amiga incondicional de Jesús, comprometida con Él en la construcción del Reino.
El mundo de Teresa
Santa Teresa vivió en el siglo XVI, una época en la que había guerras de religión por el cisma entre protestantes y católicos. Es la época también de los grandes descubrimientos geográficos, que impulsaron la conquista de América, África y Asia por parte de los europeos. Estas dos realidades tocan el corazón de Teresa: le duelen las guerras de religión y le duele que haya personas que no conocen el evangelio. Son dos realidades que lleva a la oración y que la hacen descubrir su misión.
Su proceso: del ver al hacer
En el primer capítulo del Camino de perfección, la Santa narra lo que la llevó a fundar el monasterio de San José. Tiene varios verbos clave:
- Ver. Teresa deja entrar la realidad en su propia interioridad:«En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos…»
- Conmover. Teresa es una mujer que busca información; enterada de lo que sucede en Francia, el Espíritu mueve su corazón hacia la compasión, la conmueve: «Diome gran fatiga», «lloraba con el Señor»… La pena que siente la lleva a la oración: «… lloraba con el Señor y le suplicaba remediase tanto mal».
- Hacer. No se repliega estérilmente sobre sí misma. Al contrario, su experiencia de Dios enciende en ella vivos deseos de ayudar al Señor, lo que la motiva a pasar a la acción: «… toda mi ansia era, y aún es, pues que tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese…»
- Confiar. Teresa sabe que lo que ella puede hacer es desearlo, determinarse y disponerse, pero que para que pueda vivir en perfección evangélica y comunicarla necesita confiar en Dios: «que nunca falta de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo».
Ora tu realidad, ora tu vida
Mira a Jesús en tu más profundo centro y platica confiadamente con Él:
- ¿Qué ves a tu alrededor?
- ¿Qué te conmueve y te hace llorar?
- ¿Qué es lo poquito que puedes hacer para remediarlo?
- ¿A qué te llama Dios?
- ¿Confías en la voluntad de Dios?
Termina la oración poniendo en las manos de Jesús lo que más mueve tu corazón y dile varias veces: Jesús, pongo mi confianza en ti.
Bibliografía
Álvarez, T. Santa Teresa, obras completas. Editorial Monte Carmelo. Burgos, 2004
Morales Cueto, C.; Castro Yurrita, E. El amor nos hará apresurar los pasos. Editorial Santa Teresa. México, 2011. Compra este libro en la tienda electrónica de la editorial.