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Cuando alguien encuentra su propósito de vida y se entrega apasionadamente a cumplirlo, su legado trasciende a la muerte. Este es el caso de san Enrique de Ossó, cuya presencia está viva, junto con la de su amada Teresa, en Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos.

– Claudia Morales Cueto

Hoy, 27 de enero, es la fiesta de san Enrique de Ossó, gran apostol teresiano del siglo XIX, cuyo legado sigue presente en la Compañía de Santa Teresa de Jesús, fundada por él, y en el Movimiento Teresiano de Apostolado, que en su inicio se llamó Asociación de las hijas de María Inmaculada y Teresa de Jesús. San Enrique de Ossó murió el 27 de enero de 1896, pero su corazón sigue latiendo en las obras y la espiritualidad de la Familia Teresiana que fundó. Fue sacerdote, animado desde su juventud por las enseñanzas de santa Teresa. Fue catequista y formador de catequistas. También fue un escritor y director incansable de la revista “Teresa de Jesús”. San Enrique tenía grandes deseos animar a hacer oración, por lo que repetía, incansablemente: ““Dadme cada día un cuarto de hora de oración o meditación, y os daré el cielo”, resumiendo en esta frase las enseñanzas de santa Teresa de Jesús. Toda transformación verdadera proviene del interior, del conocimiento propio y de descubrirse amado por Dios, para poder amar. San Enrique se acercó al corazón ardiente de santa Teresa y con este fuego iluminó su siglo, de tal forma que fue el primero en organizar peregrinaciones masivas, de 4,000 personas o más, a Ávila y Alba de Tormes.

 

Nada por la fuerza, todo por amor…

San Enrique de Ossó

Me llama la atención como cuando alguien encuentra su propósito de vida y se entrega apasionadamente a cumplirlo, su legado trasciende a su muerte. La semana pasada tuve la oportunidad de comprobarlo en Ciudad Juárez. La Madre Rosa Elvira Aldana, stj, me invitó a dar un retiro de atención plena y oración al personal de la institución que ella dirige, el Bachillerato Agustín Pro, en la zona norponiente de Ciudad Juárez. Esta a los pies del “cerro de la Biblia”, un hito en el que desde hace muchísimos años está un letrero: “La Biblia es la verdad. Léela”. En esta zona, de grandes carencias económicas y violencia, las hermanas apuestan con esperanza a la fuerza transformante y humanizadora de la educación y la espiritualidad teresiana. El retiro que compartí tenía como objetivo ayudar a los participantes a tener una atención más enfocada, aprender a hacer silencio interior y practicar la escucha y habla atenta y amorosa frente a Dios.

 

Acciones de esperanza por un mejor futuro

Cabaña Bachillerato

Al llegar al bachillerato, me llamó la atención uno de sus edificios que tiene forma de cabaña. Actualmente es la biblioteca y una bodega, pero la M. Rosa Elvira me comentó que anteriormente fue un cuartel de policía, y que cuando les entregaron el edificio encontraron instrumentos de tortura y restos humanos. Las hermanas viven lo que san Enrique de Ossó creía y comunicaba: que el Evangelio y las enseñanzas de santa Teresa de Jesús pueden mejorar el mundo. Recuerdo que una de las primeras frases que conocí de san Enrique, cuando yo era adolescente, decía: “Vosotras sois quienes debéis de decidir si la sociedad ha de ser de Jesucristo”.

 

Educación resiliente

Bachillerato Agustín Pro

Este 27 de enero, los 300 alumnos regresaron a clases, después de las vacaciones de invierno. El bachillerato se mantiene principalmente a través de donativos de empresas y personas físicas, pues la colegiatura semestral por alumno es de $1900 pesos, alrededor de $100 dólares americanos. La presencia teresiana en esta zona de Ciudad Juárez tiene el propósito de ofrecer una educación de costo accesible y de alta calidad a quienes de otra manera no podrían cursarla, además de educar la interioridad, que es la única manera en la que se pueden comunicar los valores de la vida. Al conversar con las hermanas, me comentaban que en muchos casos los alumnos son los primeros miembros de su familia que pueden cursar bachillerato. Ellas están atentas al progreso de los estudiantes, especialmente para detectar los posibles casos de deserción escolar provocada por la necesidad de trabajar o por la violencia. Esta labor educativa requiere escucha, cercanía, disponibilidad del corazón y creatividad para animar a los alumnos a encontrar soluciones conjuntas para terminar sus estudios. El corazón de santa Teresa y de san Enrique siguen vivos y latiendo en esta misión, por eso en esta fiesta del Padre Enrique deseo dar a conocer esta valiente obra de las hermanas de la Compañía de Santa Teresa.

Todo por Jesús

 

Para saber más:

PRO tagonistas

Mano de Oro. Enrique de Ossó, sacerdote y teresianista

Video: Bachillerato Agustín Pro

 

 

 

 

 

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